Capitán de Corbeta
Elías Aguirre Romero, segundo comandante del "Huáscar", muerto en
combate sobre la cubierta del glorioso Monitor a los 36 años de edad. Cuando
tenía 23, Aguirre combatió en Abtao, defendiendo la integridad territorial de
Chile contra las pretensiones españolas.
Elías Aguirre Romero
nació en Chiclayo el 01 de octubre de 1843. Ingresó en la Escuela Naval en 1858
y obtuvo el título de guardiamarina en 1860 con el que fue embarcado en la
fragata Amazonas. Alférez de fragata en 1864, fue teniente segundo en 1865. En
la corbeta Unión participó en el combate de Abtao, por lo cual se le concedió
el ascenso a teniente primero. Una altiva carta a su padre que publicó El
Nacional lo colocó entre los marinos que protestaron del nombramiento del
almirante Tucker como jefe de la escuadra.
Formó parte de la
comisión de oficiales encargada de traer de Estados Unidos a los monitores
Manco Capac y Atahualpa. Se negaron ellos a embarcar expertos norteamericanos
en esos barcos y Aguirre asumió el puesto de segundo comandante del Atahualpa
en la temeraria travesía hecha del Atlántico para doblar las costas del Sur en
América meridional. Ascendió a capitán de corbeta, cuyo título le fue extendido
en 1870. Segundo comandante de la Unión, participó en el penoso viaje a
Inglaterra que esta corbeta hizo para carenarse.
Al regreso, tradujo
y publicó una obra sobre estudios relativos a la navegación en el estrecho de
Magallanes. Subdirector de la Escuela Naval, pasó en 1875 a ser comandante de
la cañonera Chanchamayo, tripulada por jóvenes recién salidos de la Escuela de
Grumetes. Entonces confirmó su reputación de marino serio y estudioso,
instruido y práctico. Pero cuando se perdió este buque, Aguirre fue destituido
y enjuiciado. Noblemente, vindicó a todos sus oficiales y pidió para él todo el
rigor de la ley. Separado de la escuadra, ocupó un puesto en la compañía
cargadora de guano en Pabellón de Pica. Solicitó volver al servicio al estallar
la guerra con Chile y fue embarcado en la corbeta Unión. A pedido de Grau, pasó
a ser segundo comandante del Huáscar.
En el combate de
Angamos, el mismo proyectil que chocó en la torre del comandante del Huáscar la
perforó y, estallando adentro, hizo volar a Grau y dejó moribundo a su ayudante
teniente primero Diego Ferré. Tomó entonces el mando del monitor el segundo comandante,
capitán de corbeta Elías Aguirre, a cuyas órdenes continuó el combate
tenazmente no obstante que “las dificultades del gobierno no permitían al
Huáscar mantener una dirección constante de manera que sólo aprovechaba parte
del andar que le producía su máquina” (dice Melitón Carvajal en su relación del
combate). Así encerrado entre los blindados dirigió sus fuegos sobre el Blanco
e intentó embestirle con el espolón. Aguirre murió y también el teniente
primero José Melitón Rodríguez.
Los vacíos que ha
dejado en los archivos del departamento marítimo una de las tantas revoluciones
políticas que vienen empujándose en el ya abierto abismo de ruina y de deshonra
en que nos vamos precipitando, han hecho imposible reunir los datos biográficos
de los oficiales a quienes cupo la honra de sucumbir a bordo del Huáscar, antes
que su pabellón fuera sustituido y del que ha muerto a consecuencia de las
heridas recibidas en ese desigual combate.
El de más
graduación, Capitán de Corbeta don Elías Aguirre, era un joven altamente
apreciado como carácter y bien reputado por los conocimientos profesionales que
adquirió en la escuela militar, practicándolos después en casi dieciséis años
de embarcado, durante los cuales recorrió la mayor parte de los buques de
nuestra armada.
Hecho Guardiamarina
el año 1860, obtuvo cuatro años después la clase Alférez de Fragata y se
preparaba a hacer un viaje de estudio para el cual había obtenido licencia
cuando la imprevista agresión de la escuadra española hizo necesaria en los
pocos y débiles buques que componía la nuestra, la presencia de todos los
oficiales en aptitud de servir.
A poco de haberse
embarcado, el gobierno de Pezet le dio la clase Teniente Segundo, haciéndolo
figurar en el cuadro de oficiales que debía ir a recibir en Valparaíso a la
Unión, que, a cargo del finado Contra Almirante Miguel Grau, venía de Europa,
recién comprada.
Una vez en Chile,
Elías Aguirre manifestó al jefe de la comisión no ser partidario de la política
de Pezet y siguiendo la corriente de la opinión dominante en esa época, se
afilió a la causa de la restauración, embarcándose después en la corbeta Unión,
en cuyo buque permaneció hasta noviembre de 1865.
Poco después salió con la escuadra a invernar en los canales de Chiloé y por su presencia en el combate de Abtao como tripulante de la misma corbeta obtuvo la clase de Teniente Primero efectivo.
Poco después salió con la escuadra a invernar en los canales de Chiloé y por su presencia en el combate de Abtao como tripulante de la misma corbeta obtuvo la clase de Teniente Primero efectivo.
Después de este
ascenso se dirigió a Estados Unidos para traer los famosos monitores Manco
Capac y Atahualpa, perteneciendo a la dotación del primero de ellos en la
temeraria travesía que hicieron del Atlántico y las bravías costas del sur de
Chile.
Esta arriesgada
comisión le valió la clase de Capitán de Corbeta, con la cual y sus
conocimientos ya probados, se le confirió el honroso puesto de Subdirector en
la Escuela Naval, puesto que desempeñó de una manera tan satisfactoria, puede
decirse que en él aseguró su reputación profesional.
Un año después, en
1875, se le confiaba el mando de la cañonera Chanchamayo, lo cual coronó la
buena reputación que con su carácter serio y estudioso, caudal de instrucción y
práctica profesional, había sabido conquistar.
No mucho después
ocurrió la pérdida de este buque, que venía de Paita a Etén navegando a la
vela, y este hecho, que originó el juicio y destitución temporal de Elías
Aguirre, lo había desconceptuado para la generalidad de las gentes y acaso
hubiera influido por mucho tiempo en su carrera sin la muerte gloriosa que ha
venido a disipar esa mala atmósfera.
La falta de Aguirre
fue, sin embargo, un defecto común a las competencias de todas las profesiones
y a los marinos de las potencias marítimas, y ella explica gran número de
siniestros de la marina inglesa, de la marina del mundo: tenía seguridad en sus
cálculos.
Alguna mayor
práctica local le hubiera aconsejado tomar en cuenta la desviación que en Punta
Aguja produce la corriente y las ilusiones ópticas que forman sobre esa costa
la neblina casi constante y el calor del suelo; pero aun atribuyendo a estas
causas parte en el siniestro, está probado que si bien él asumió
caballerosamente la responsabilidad, ésta correspondía por completo a un
tercero.
Desde 1876 Elías
Aguirre permaneció fuera del servicio y acaso en la opinión superficial estaba
declarado inhábil para tomarlo de nuevo, hasta que al declarársenos la guerra
largo tiempo incubada en Chile, consiguió que se le agregara a la plana mayor
de una de las divisiones navales que organizó la condescendencia; y más tarde,
cuando el Comandante Otoya pasó de segundo del Huáscar a Comandante del Rímac,
Aguirre lo reemplazó en aquel puesto, al que ha hecho honor con su valiosa
sangre.
Fuentes
- Basadre, Jorge. 1968-70. Historia de la República del Perú. 6ta. ed. Lima: Editorial Universitaria, vol. VIII.
- Basadre, Jorge. 1968-70. Historia de la República del Perú. 6ta. ed. Lima: Editorial Universitaria, vol. VIII.
- Melo, Rosendo. 1884. Los muertos del
"Huáscar": Apuntes biográficos, Pascual. Ahumada, 1884. Guerra del
Pacífico, Valparaíso: Imprenta del Progreso, vol. I.