Era
abril 1964, todos nosotros entre 14 y 15 años íbamos llegando al colegio en la
carretera a Pimentel y por primera vez nos sometíamos a la disciplina militar.
Colas y orden para ir recibiendo nuestros uniformes, ropa de cama y otro
equipamiento.
El CMEA era el primer colegio militar en el
norte del país y por lo tanto entre sus ingresantes, además de la gente
chiclayana de diversos colegios, había gente de Tumbes, Piura, Jaén, Chepén,
Pacasmayo, San Pedro de Lloc, Trujillo, Chimbote, etc.
Entre los chiclayanos ya se había establecido
dialogo pues nos conocíamos de vista o proveníamos del mismo colegio y los
foráneos se mantenían en silencio en ese mundo nuevo.
Entre los foráneos destacaba un compañero
pelirrojo, colorado, pecoso, alto y de porte atlético pero que no pronunciaba
ni una silaba: "Maciste" Figuerola.
El día transcurrió con las labores propias de
la incorporación hasta que vino la noche y la hora de acostarse.
Eran 4 secciones, la cuadra de la Sección “A”
era grande y la primera a la izquierda, luego venían los baños y la cuadra de
la Sección “C”, también, grande.
Hacia la mano derecha estaban las cuadras
chicas de la Sección “B” y finalmente, también, cuadras chicas las de la
Sección “D”.
A las 9:00 de la noche cuando ya nos estábamos
instalando en nuestros camarotes (otra novedad) comenzó a circular con su
correaje de imaginaria la "Lora" Maceda Escamilla gritando a voz en
cuello: "¡Acostarse cadetes!". Muchos pensábamos que era de 4to. Año,
hasta que alguien comentó que estaba en nuestro año y que era repitente
(antiguo) y allí arrancó el vicio con el "Mudo" Doig gritando:
"¡Calla ñisco!".
Todo el mundo comenzó a gritarle ¡Calla ñisco!
cada vez q pasaba. Hasta ahí, “Maciste” Figuerola guardaba un riguroso
silencio.
Poco a poco nos fuimos callando y acostándonos,
hasta que apagaron la luz de la cuadra quedando encendidas la luz del pasillo.
A las 10:30 se paró en la puerta el Cap.
Ibarra, quien era oficial de día (turno) y famoso porque era ranger y rugió:
"¡Cadetes a dormir!".
En ese momento, como impulsado por un resorte
se sentó en su cama “Maciste” Figuerola y le gritó: ¡Calla ñisco!, que fueron
sus primeras palabras expresadas en el Colegio Militar Elías Aguirre.
Inmediatamente Ibarra encendió la luz, caminó hasta el camarote de “Maciste” Figuerola
y le ordenó que se ponga sus borceguíes y capotín y que lo acompañe.
No sabemos cuántas ranas, planchas, canguros u
otras cosas hizo, pero lo cierto es que lo devolvieron al 2do. Piso de su
camarote ubicado frente al mío como a la 1 am, con dos números (soldados) que
lo cargaban de cada brazo.
El buen “Maciste” Figuerola bufaba como un toro
cansado y el “Mudo” Doig, a quien su vieja le había preparado un neceser de
primeros auxilios, tuvo la brillante idea de untarle el pecho con mentol chino
para relajarlo y no se pueden imaginar lo q paso: ya no bufaba sino aullaba y
todos pensábamos q se iba a morir y le echábamos aire con las toallas para
refrescarlo, algunos mojaron toallas en el baño para hacer lo propio.
En fin, para ser la primera noche que compartíamos
en comunidad e internados en el colegio militar creo que fue bastante intensa y
llena de situaciones nuevas, desde reírnos, relajarnos, hasta llenarnos de
pánico al verlo y solidarizarnos con el estado de “Maciste” Figuerola Salcedo.
Compartíamos esa cuadra si mal no recuerdo:
“Chueco” Baca, Wilbur Arbulu, Manuel Jesus Baraybar, Jorge Novoa, Beto Noriega,
“Cucho” Sánchez, Jorge Baca, “Mudo” Doig, Gustavo Gamboa, Carlos Calambrogio,
Juan Tam, Kike Salazar, Carlitos Calderón, Lucho Iizquierdo, “Negro”
Farromeque, Pepe Llontop, Jorge Su Chiok, Arturo Sampen y otros que no
recuerdo.
¡Qué vida aquella y que historias
también!!!!!!!!
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