septiembre 12, 2022

LA HISTORIA DEL TERRENO QUE PISAMOS

 

El pasado mes de agosto falleció en Lima don Harald Zoeger Silva, a quien se le deberá siempre el agradecido reconocimiento de haber sido el gestor de la donación del terreno que ocupa nuestro colegio.

Sin embargo, se le debe un reconocimiento mucho mayor y es que la historia va más allá de dicha donación, y yo tuve la suerte de ser testigo directo de los acontecimientos que voy a relatar.

Mi padre, Máximo Meza, solía reunirse una o dos veces por semana con un íntimo grupo de amigos entre los cuales se desarrollaban tertulias tan interesantes como divertidas, alrededor de unos buenos whiskies, y que con frecuencia terminaban con un almuerzo en nuestra casa, el lugar más frecuente de los encuentros.

Recuerdo con emocionada memoria a los participantes: Carlos Urbano Balarezo, Prefecto del Departamento; Nicanor de la Fuente, laureado poeta; Harald Zoeger, empresario y representante del negocio familiar; Manuel Antonio Cabrera, empresario hotelero; Ricardo Guerra Quintín, empresario, en aquellos tiempos, recuerdo, tenía una cadena de tiendas de electrodomésticos y también era representante de Volkswagen en el departamento. Algunos nombres, seguramente, se me escapan de la memoria, pero no olvido las tertulias siempre muy interesantes; todos eran muy cultos y alternaban la conversación con ingeniosas bromas; han sido momentos inolvidables y hasta hoy agradezco que me hayan permitido asistir, curioso y divertido, a esas manifestaciones de una amistad tan profunda.

Corría el año 1961 cuando, en una de esas tertulias, don Harald Zoeger comentó que se había enterado de que el Gobierno había decidido fundar un nuevo colegio militar en la ciudad de Piura y que él había decidido hacer las gestiones al mayor nivel, para disuadir de tal idea a las autoridades educativas y convencerlas de que el nuevo colegio militar se fundara en las ciudades y que estaba dispuesto –como miembro y representante de la familia propietaria–, a ofrecer en donación el terreno para su edificación.

Todos, naturalmente, estuvieron de acuerdo, lo animaron a seguir adelante y le ofrecieron el apoyo que necesitara en dicha gestión.

En la reunión siguiente, nuevamente en mi casa, comentó que ya había hecho, exitosamente, las gestiones y que había que celebrar la próxima fundación, en Chiclayo, del Colegio Militar Elías Aguirre.

Al poco tiempo se concretaron las los trámites legislativos y se emitieron los dispositivos legales correspondientes.

Siempre se recuerda el generoso gesto de la donación del terreno; sin embargo, a mi parecer, lo más importante fue su decisión previa de conseguir que el nuevo colegio militar se fundara en Chiclayo, culminada con absoluto éxito y que fue acompañada con la generosa donación del terreno que, con instalaciones ahora remozadas, conserva las huellas del paso de tantas generaciones, que albergarán a muchas más, y todas , cuando dirijan su mirada al momento germinal de nuestra institución, podrán encontrar el nombre de quien merece el agradecimiento de todos los que hemos cruzado las puertas de nuestro querido colegio: don Harald Zoeger Silva, que en paz descanse.

Max Alfredo Meza Estupiñán

62-027

Primera Promoción

Hamburgo, Alemania, septiembre 2022

PROMOCIONALES FALLECIDOS EN 2022