noviembre 12, 2019

BIOGRAFÍA DEL CAPITÁN DE CORBETA DON REMIGIO ELÍAS AGUIRRE ROMERO (1843-1879)


Capitán de Corbeta Elías Aguirre Romero, segundo comandante del "Huáscar", muerto en combate sobre la cubierta del glorioso Monitor a los 36 años de edad. Cuando tenía 23, Aguirre combatió en Abtao, defendiendo la integridad territorial de Chile contra las pretensiones españolas.
Elías Aguirre Romero nació en Chiclayo el 01 de octubre de 1843. Ingresó en la Escuela Naval en 1858 y obtuvo el título de guardiamarina en 1860 con el que fue embarcado en la fragata Amazonas. Alférez de fragata en 1864, fue teniente segundo en 1865. En la corbeta Unión participó en el combate de Abtao, por lo cual se le concedió el ascenso a teniente primero. Una altiva carta a su padre que publicó El Nacional lo colocó entre los marinos que protestaron del nombramiento del almirante Tucker como jefe de la escuadra.
Formó parte de la comisión de oficiales encargada de traer de Estados Unidos a los monitores Manco Capac y Atahualpa. Se negaron ellos a embarcar expertos norteamericanos en esos barcos y Aguirre asumió el puesto de segundo comandante del Atahualpa en la temeraria travesía hecha del Atlántico para doblar las costas del Sur en América meridional. Ascendió a capitán de corbeta, cuyo título le fue extendido en 1870. Segundo comandante de la Unión, participó en el penoso viaje a Inglaterra que esta corbeta hizo para carenarse.
Al regreso, tradujo y publicó una obra sobre estudios relativos a la navegación en el estrecho de Magallanes. Subdirector de la Escuela Naval, pasó en 1875 a ser comandante de la cañonera Chanchamayo, tripulada por jóvenes recién salidos de la Escuela de Grumetes. Entonces confirmó su reputación de marino serio y estudioso, instruido y práctico. Pero cuando se perdió este buque, Aguirre fue destituido y enjuiciado. Noblemente, vindicó a todos sus oficiales y pidió para él todo el rigor de la ley. Separado de la escuadra, ocupó un puesto en la compañía cargadora de guano en Pabellón de Pica. Solicitó volver al servicio al estallar la guerra con Chile y fue embarcado en la corbeta Unión. A pedido de Grau, pasó a ser segundo comandante del Huáscar.
En el combate de Angamos, el mismo proyectil que chocó en la torre del comandante del Huáscar la perforó y, estallando adentro, hizo volar a Grau y dejó moribundo a su ayudante teniente primero Diego Ferré. Tomó entonces el mando del monitor el segundo comandante, capitán de corbeta Elías Aguirre, a cuyas órdenes continuó el combate tenazmente no obstante que “las dificultades del gobierno no permitían al Huáscar mantener una dirección constante de manera que sólo aprovechaba parte del andar que le producía su máquina” (dice Melitón Carvajal en su relación del combate). Así encerrado entre los blindados dirigió sus fuegos sobre el Blanco e intentó embestirle con el espolón. Aguirre murió y también el teniente primero José Melitón Rodríguez.
Los vacíos que ha dejado en los archivos del departamento marítimo una de las tantas revoluciones políticas que vienen empujándose en el ya abierto abismo de ruina y de deshonra en que nos vamos precipitando, han hecho imposible reunir los datos biográficos de los oficiales a quienes cupo la honra de sucumbir a bordo del Huáscar, antes que su pabellón fuera sustituido y del que ha muerto a consecuencia de las heridas recibidas en ese desigual combate.
El de más graduación, Capitán de Corbeta don Elías Aguirre, era un joven altamente apreciado como carácter y bien reputado por los conocimientos profesionales que adquirió en la escuela militar, practicándolos después en casi dieciséis años de embarcado, durante los cuales recorrió la mayor parte de los buques de nuestra armada.
Hecho Guardiamarina el año 1860, obtuvo cuatro años después la clase Alférez de Fragata y se preparaba a hacer un viaje de estudio para el cual había obtenido licencia cuando la imprevista agresión de la escuadra española hizo necesaria en los pocos y débiles buques que componía la nuestra, la presencia de todos los oficiales en aptitud de servir.
A poco de haberse embarcado, el gobierno de Pezet le dio la clase Teniente Segundo, haciéndolo figurar en el cuadro de oficiales que debía ir a recibir en Valparaíso a la Unión, que, a cargo del finado Contra Almirante Miguel Grau, venía de Europa, recién comprada.
Una vez en Chile, Elías Aguirre manifestó al jefe de la comisión no ser partidario de la política de Pezet y siguiendo la corriente de la opinión dominante en esa época, se afilió a la causa de la restauración, embarcándose después en la corbeta Unión, en cuyo buque permaneció hasta noviembre de 1865.
Poco después salió con la escuadra a invernar en los canales de Chiloé y por su presencia en el combate de Abtao como tripulante de la misma corbeta obtuvo la clase de Teniente Primero efectivo.
Después de este ascenso se dirigió a Estados Unidos para traer los famosos monitores Manco Capac y Atahualpa, perteneciendo a la dotación del primero de ellos en la temeraria travesía que hicieron del Atlántico y las bravías costas del sur de Chile.
Esta arriesgada comisión le valió la clase de Capitán de Corbeta, con la cual y sus conocimientos ya probados, se le confirió el honroso puesto de Subdirector en la Escuela Naval, puesto que desempeñó de una manera tan satisfactoria, puede decirse que en él aseguró su reputación profesional.
Un año después, en 1875, se le confiaba el mando de la cañonera Chanchamayo, lo cual coronó la buena reputación que con su carácter serio y estudioso, caudal de instrucción y práctica profesional, había sabido conquistar.
No mucho después ocurrió la pérdida de este buque, que venía de Paita a Etén navegando a la vela, y este hecho, que originó el juicio y destitución temporal de Elías Aguirre, lo había desconceptuado para la generalidad de las gentes y acaso hubiera influido por mucho tiempo en su carrera sin la muerte gloriosa que ha venido a disipar esa mala atmósfera.
La falta de Aguirre fue, sin embargo, un defecto común a las competencias de todas las profesiones y a los marinos de las potencias marítimas, y ella explica gran número de siniestros de la marina inglesa, de la marina del mundo: tenía seguridad en sus cálculos.
Alguna mayor práctica local le hubiera aconsejado tomar en cuenta la desviación que en Punta Aguja produce la corriente y las ilusiones ópticas que forman sobre esa costa la neblina casi constante y el calor del suelo; pero aun atribuyendo a estas causas parte en el siniestro, está probado que si bien él asumió caballerosamente la responsabilidad, ésta correspondía por completo a un tercero.
Desde 1876 Elías Aguirre permaneció fuera del servicio y acaso en la opinión superficial estaba declarado inhábil para tomarlo de nuevo, hasta que al declarársenos la guerra largo tiempo incubada en Chile, consiguió que se le agregara a la plana mayor de una de las divisiones navales que organizó la condescendencia; y más tarde, cuando el Comandante Otoya pasó de segundo del Huáscar a Comandante del Rímac, Aguirre lo reemplazó en aquel puesto, al que ha hecho honor con su valiosa sangre.
Fuentes
- Basadre, Jorge. 1968-70. Historia de la República del Perú. 6ta. ed. Lima: Editorial Universitaria, vol. VIII.
- Melo, Rosendo. 1884. Los muertos del "Huáscar": Apuntes biográficos, Pascual. Ahumada, 1884. Guerra del Pacífico, Valparaíso: Imprenta del Progreso, vol. I.

BIOGRAFÍA DE NUESTRO PADRINO DE PROMOCIÓN GENERAL DE DIVISIÓN ÍTALO ARBULÚ SAMAMÉ (1907-1984)


Nació el 20 de abril de 1,907 en el Distrito de Reque, Provincia Chiclayo, Departamento de Lambayeque. Realizó sus estudió en el Colegio Nacional “San José” de Chiclayo. Tuvo tres hermanos: Pedro, Salvador y Gerardo.
Ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos de donde egresa en el año 1932 como Alférez del Arma de Caballería y en virtud a sus méritos académicos, es distinguido con la “Espada de Honor del Rey Alfonso XII” conferida por el Rey de España y otorgada por primera vez a un Cadete peruano.

Contrajo matrimonio en la Provincia de Sullana, Departamento de Piura, con Doña Josefa Leonor Tejero Cornejo, con quien procrea cuatro hijos: Elvira, Roberto, Ítalo y Ana Alicia.
Durante su carrera militar ocupó desempeñó diferentes puestos:
- Con el grado de Alférez es destacado al Regimiento de Caballería N° 7 con sede en Sullana – Piura.
- En el año 1936 es designado como Instructor de Cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos – Lima.
- En el año 1938 con el grado de Capitán, presta sus Servicios en el Regimiento de Caballería N° 5 con sede en San Pedro de Lloc – Trujillo.
- En el año 1940 presta sus Servicios en el Regimiento de Caballería N° 3 con sede en la ciudad de Lima.
- En el año 1943 asciende al grado de Mayor y es trasferido a Sullana – Piura como Jefe de la Circunscripción Territorial.
- En el año 1944 ingresó como alumno a la Escuela Superior de Guerra del Ejército, egresando como Oficial de Estado Mayor.
- En el año 1948 asciende al Grado de Teniente Coronel, siendo nombrado como Instructor de la Escuela Superior de Guerra del Ejército.
- En el ao 1949 es nombrado como Jefe del Regimiento de Caballería N° 7; Jefatura en la que permanece hasta el año 1952.
- En el año 1953 pasa a ocupar el puesto de Jefe de Inteligencia de la Comandancia General de la Primera Región Militar con sede en la ciudad de Piura.
- En el año 1954 asciende al grado de Coronel, siendo designado en el puesto de Jefe de Estado Mayor de la Comandancia General de la Primera Región Militar con sede en la ciudad de Piura.
- En el año 1956 es nombrado como Comandante General de la 7ma. División Ligera con sede en el Departamento de Lambayeque.
- En el año 1957 ingresa como alumno al Centro de Altos Estudios Militares (CAEM)
- En el año 1958 asciende al grado de General de Brigada, siendo nombrado como Comandante General de la 8va. División Ligera con sede en Talara – Piura.
- Durante los años 1959 – 1960 se desempeña como Comandante General de la Quinta Región Militar con sede en la ciudad de Iquitos.
- En el año 1961 es designado como Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército con sede en la ciudad de Lima.
- En el año 1962 asciende al grado de General de División y es designado como Comandante General de la Primera Región Militar con sede en la ciudad de Piura.
- En el año 1964 es nombrado como Jefe de Estado Mayor del Ejército en la ciudad de Lima.
- En el año 1965 es nombrado como Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.
- Durante el Gobierno del Arquitecto Fernando Belaunde Terry, el 15 de setiembre de 1965 es designado como Ministro de Guerra, cargo que ejerció hasta el año 1967, aun habiendo pasado a la situación de Retiro en el año 1966.
- Cabe mencionar que el Gral. Div. Ítalo Arbulú Samamé, fue el único Oficial de su Promoción que alcanzó tal alto Grado dentro de la Jerarquía Militar.
Durante su trayectoria como militar, recibió las Condecoraciones otorgadas por los diferentes Gobiernos, dentro de otras:
- Gran Cruz de la “Orden del Sol del Perú”
- Orden Militar de Ayacucho en el “Grado de Comendador”.
- Cruz Peruana al Mérito Aeronáutico en el “Grado de Gran Cruz”
- Cruz Peruana al Mérito Naval en el “Grado de Gran Oficial”
- Condecoración “Jorge Chávez” de la FAP.
- Cruz de Mayo al Mérito Militar en el “Grado de Gran Oficial de la República Argentina”
- Condecoración y Réplica de la Espada del General Don José de San Martín, otorgada por el Ejército de la República Argentina.
Paralelo a su brillante Carrera Militar, dentro del medio civil se le conoció como el “General Poeta” y reconocido Compositor de Música Criolla. Dentro de su canciones más conocidas se pueden mencionar: AMANECER LORETANO, “Sullana de mis amores”, “Pa’ qué te metes”, “Maruja”, “Confesión”, “Adiós Piura” “Dos Cartas” y “Callao”.
Cuando prestaba sus Servicios en la ciudad de Iquitos formó el conocido Grupo de Música Criolla: “Dúo Loreto”, quienes bajo su dirección musical inicialmente grabaron sus canciones en discos de 33 rpm y posteriormente lanzaron con gran suceso el LP “Gozando el Vals” que contiene parte de sus recordadas composiciones del acervo nacional.
Nuestro siempre recordado Gral. Div. Ítalo Arbulú Samamé, Padrino de la III Promoción del Colegio Militar “Elías Aguirre”, un 15 de agosto de 1,984 a los 77 años de edad emprende su viaje sin retorno y sus restos mortales fueron sepultados en el Cementerio “El Ángel” de la ciudad de Lima.

BIOGRAFÍA DEL TERCER DIRECTOR DEL COLEGIO MILITAR “ELÍAS AGUIRRE” - CORONEL DE CABALLERÍA GERARDO ARBULÚ SAMAMÉ


Nació el 4 de mayo de 1919 en el Distrito de Reque, Provincia de Chiclayo, Departamento de Lambayeque. Casado con la señora Juanita Miranda Arbulú, tuvo dos hijos, Elvira y Mario.
Estudió en el Colegio Nacional “San José” de Chiclayo, continuando sus estudios secundarios en la ciudad de Lima en el Colegio “Nuestra Señora de Guadalupe”.
En el año 1937 ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos, egresando el año 1940 con el grado de Alférez de Caballería como integrante de la Promoción "Juan Norberto Elespuru". Inició su carrera militar en la ciudad de Lima en el Regimiento de Caballería “Húsares de Junín”, donde años después con el grado de Mayor se desempeñó como Segundo Jefe y posteriormente fue nombrado como su Comandante de Unidad.
Prestó sus servicios en la ciudad de Tacna en dos oportunidades; primero, con el grado de Capitán y posteriormente con el grado de Mayor. Al retornar a Lima en el año 1954, sirvió en el Comando Conjunto de la Fuerza Armada. Posteriormente en el año 1956 sirvió en Cajamarca, donde asumió la Jefatura de la Remonta del Ejército.
Durante su carrera militar realizó los Cursos Básicos y Avanzado en la Escuela de Caballería. Posteriormente, ingresó a la Escuela de Inteligencia del Ejército y posteriormente sigue el Curso de de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra del Ejército.
Dentro de su desempeño académico, fue Profesor de la Escuela del Arma de Caballería, Escuela de Equitación del Ejército, Escuela de Guerra del Ejército, Escuela de Guerra Naval. También se desempeño como Agregado Militar y Aéreo en la Embajada del Perú en Brasil durante los años 1964-1965.
En el año 1965 a su retorno al Perú, es designado como Inspector de la Sétima División Ligera en Lambayeque. Al año siguiente asume la Dirección del Colegio Militar "Elías Aguirre" en Chiclayo, con la responsabilidad -entre otras- de organizar las Olimpiadas Inter Colegios Militares, obteniendo para nuestro querido Colegio por primera vez el “Campeonato Olímpico 1966”. Este galardón acompaña a nuestro querido Coronel de Caballería EP Gerardo Arbulú Samamé hasta el año 1967 donde culmina su brillante gestión como Director del plantel.
En el año 1968 retorna a la ciudad de Lima como Participante del Centro de Altos Estudios Militares - CAEM. Al concluir la etapa de estudios, es nombrado como Catedrático del CAEM, puesto que desempeña durante siete años consecutivos, hasta su pase a la situación de retiro en el año 1975.
A lo largo de su carrera militar, el Coronel de Caballería EP Gerardo Arbulú Samamé recibió diferentes condecoraciones, entre las que se pueden destacar:
Ø Condecoración “Coronel Francisco Bolognesi”
Ø Orden Militar de Ayacucho
Ø Condecoración “Vencedores de la Campaña Militar de 1941”
Ø Condecoración del “Gobierno de los Estados Unidos”
Ø Condecoración del “Gobierno del Brasil”
Ø Condecoración del “Gobierno Municipal de Buenos Aires” - Argentina
Ø Condecoración de “Granaderos a Caballo” - Argentina
Como eximio jinete, fue por varios años consecutivos Campeón Nacional de Equitación, habiendo obtenido el Trofeo “Presidente de la República”, llegando a ocupar la Presidencia de la Federación Peruana de Deportes Ecuestres del Perú.

Como buen norteño, fue muy aficionado a la música criolla y también al tango argentino y estando como Director del Colegio Militar “Elías Aguirre” con un grupo de amigos forma y dirige la “Orquesta Típica Chiclayo”, con la que grabó en el sello IEMPSA el Long Play “Chiclayo Canta el Tango”. Al retornar a la ciudad Capital, durante dos periodos consecutivos, fue Presidente del Club Lambayeque.
Como reconocimiento a la labor que desarrolló nuestro siempre recordado Coronel de Caballería EP Gerardo Arbulú Samamé, quien durante su gestión laboró arduamente para mejorar la infraestructura, la labor pedagógica, el deporte, la música y el bienestar de la Familia Aguirreña, los integrantes de la “IV Promoción del Colegio Militar “Elías Aguirre” de Chiclayo, acordaron por unanimidad ponerle su nombre a su Promoción.
Un 15 de abril de 2013 el Coronel de Caballería EP Gerardo Arbulú Samamé, emprende el viaje sin retorno, sus restos mortales fueron cremados.


BIOGRAFÍA DEL SEGUNDO DIRECTOR DEL COLEGIO MILITAR “ELÍAS AGUIRRE” CORONEL DE CABALLERÍA CARLOS ITURRI QUEVEDO (1917 – 1999)



Un 07 de mayo de 1917, nace en la ciudad de Trujillo – La Libertad. Sus padres fueron Don Carlos Iturri Pacheco y Doña Susana Quevedo de Iturri. Estudió primaria y secundaria en el Colegio Nacional “San Juan” de Trujillo. Ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos (EMCH) en 1937. Como cadete integró el equipo de esgrima y se coronó campeón nacional en salto largo. Formó parte del equipo peruano que concurrió al primer Campeonato Bolivariano de Atletismo, realizado en Bogotá – Colombia (1937-1938), Habiendo logrado el campeonato en dicho certamen. Egresa de la Escuela Militar de Chorrillos en 1940, como Alférez de Caballería.
Siendo integrante del Regimiento de caballería Nº 3, participó activamente en la campaña militar de 1941, contra Ecuador. En 1942, formó parte de la delegación hípica que representó a Perú en el campeonato Sudamericano realizado en Chile, y en 1945, en el Segundo Campeonato Sudamericano de Pentatlón Militar, llevado a cabo en el vecino país del sur; ocupando el equipo peruano el primer puesto.
Fue instructor en la Escuela Militar de Chorrillos en 1946 a 1948. Dio lauros a su alma mater al conquistar el campeonato Nacional de Esgrima en el arma de espada; posteriormente viaja a Londres con la comitiva peruana para participar en el Campeonato Olímpico, ocupando el noveno puesto en el arma de Espada a nivel olímpico (1948).
Retorna, con el grado de Mayor a la Escuela Militar de Chorrillos, permaneciendo en ella desde 1956 hasta 1957. Ascendido a Teniente Coronel es designado como Agregado Militar a la República de Ecuador (1958-1960).
El 28 de diciembre de 1962, el gobierno peruano promulgo el Decreto Ley Nº 14300, ascendiendo al grado de Coronel de Caballería a Carlos Iturri Quevedo. Es nombrado Coronel Director del Colegio Militar “Elías Aguirre”, cargo desempeñado desde 1964 a 1965. Fue asesor del Ministerio de Agricultura (1968-1969) y docente militar en el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM).
En 1971, tuvo destacado desempeño como Comandante General –accidental- de la Primera División de Caballería (Sullana - Piura) y Jefe del Estado Mayor General –accidental- de la II Región Militar – Lima (1972).
Obtuvo las siguientes condecoraciones: “Campaña Militar” 1941; “Abdón Calderón” 1era. Clase, otorgada por el gobierno del Ecuador (mayo 1960); “Cruz Peruana” al mérito militar en el grado de Comendador (nov-1967); “Orden Militar de Ayacucho” en el grado de Gran Oficial.
Pasa, a su solicitud, a la situación de retiro el 01 de agosto de 1974. En esta nueva etapa de su vida brinda asesoramiento a la firma G. Berckemeyer S. A. y conforma el directorio de dos importantes instituciones como PRODA S. A. (Procesamiento de Datos Administrativos para empresas) y de CONTE S. A. (Contabilidad para Empresas).
Falleció un 23 de agosto de 1999.


UNA ANECDOTA: "CALLA ÑISCO" - Por: Enrique Salazar Torres


Era abril 1964, todos nosotros entre 14 y 15 años íbamos llegando al colegio en la carretera a Pimentel y por primera vez nos sometíamos a la disciplina militar. Colas y orden para ir recibiendo nuestros uniformes, ropa de cama y otro equipamiento.
El CMEA era el primer colegio militar en el norte del país y por lo tanto entre sus ingresantes, además de la gente chiclayana de diversos colegios, había gente de Tumbes, Piura, Jaén, Chepén, Pacasmayo, San Pedro de Lloc, Trujillo, Chimbote, etc.
Entre los chiclayanos ya se había establecido dialogo pues nos conocíamos de vista o proveníamos del mismo colegio y los foráneos se mantenían en silencio en ese mundo nuevo.
Entre los foráneos destacaba un compañero pelirrojo, colorado, pecoso, alto y de porte atlético pero que no pronunciaba ni una silaba: "Maciste" Figuerola.

El día transcurrió con las labores propias de la incorporación hasta que vino la noche y la hora de acostarse.
Eran 4 secciones, la cuadra de la Sección “A” era grande y la primera a la izquierda, luego venían los baños y la cuadra de la Sección “C”, también, grande.
Hacia la mano derecha estaban las cuadras chicas de la Sección “B” y finalmente, también, cuadras chicas las de la Sección “D”.

A las 9:00 de la noche cuando ya nos estábamos instalando en nuestros camarotes (otra novedad) comenzó a circular con su correaje de imaginaria la "Lora" Maceda Escamilla gritando a voz en cuello: "¡Acostarse cadetes!". Muchos pensábamos que era de 4to. Año, hasta que alguien comentó que estaba en nuestro año y que era repitente (antiguo) y allí arrancó el vicio con el "Mudo" Doig gritando: "¡Calla ñisco!".

Todo el mundo comenzó a gritarle ¡Calla ñisco! cada vez q pasaba. Hasta ahí, “Maciste” Figuerola guardaba un riguroso silencio.
Poco a poco nos fuimos callando y acostándonos, hasta que apagaron la luz de la cuadra quedando encendidas la luz del pasillo.
A las 10:30 se paró en la puerta el Cap. Ibarra, quien era oficial de día (turno) y famoso porque era ranger y rugió: "¡Cadetes a dormir!".
En ese momento, como impulsado por un resorte se sentó en su cama “Maciste” Figuerola y le gritó: ¡Calla ñisco!, que fueron sus primeras palabras expresadas en el Colegio Militar Elías Aguirre. Inmediatamente Ibarra encendió la luz, caminó hasta el camarote de “Maciste” Figuerola y le ordenó que se ponga sus borceguíes y capotín y que lo acompañe.
No sabemos cuántas ranas, planchas, canguros u otras cosas hizo, pero lo cierto es que lo devolvieron al 2do. Piso de su camarote ubicado frente al mío como a la 1 am, con dos números (soldados) que lo cargaban de cada brazo.
El buen “Maciste” Figuerola bufaba como un toro cansado y el “Mudo” Doig, a quien su vieja le había preparado un neceser de primeros auxilios, tuvo la brillante idea de untarle el pecho con mentol chino para relajarlo y no se pueden imaginar lo q paso: ya no bufaba sino aullaba y todos pensábamos q se iba a morir y le echábamos aire con las toallas para refrescarlo, algunos mojaron toallas en el baño para hacer lo propio.
En fin, para ser la primera noche que compartíamos en comunidad e internados en el colegio militar creo que fue bastante intensa y llena de situaciones nuevas, desde reírnos, relajarnos, hasta llenarnos de pánico al verlo y solidarizarnos con el estado de “Maciste” Figuerola Salcedo.
Compartíamos esa cuadra si mal no recuerdo: “Chueco” Baca, Wilbur Arbulu, Manuel Jesus Baraybar, Jorge Novoa, Beto Noriega, “Cucho” Sánchez, Jorge Baca, “Mudo” Doig, Gustavo Gamboa, Carlos Calambrogio, Juan Tam, Kike Salazar, Carlitos Calderón, Lucho Iizquierdo, “Negro” Farromeque, Pepe Llontop, Jorge Su Chiok, Arturo Sampen y otros que no recuerdo.
¡Qué vida aquella y que historias también!!!!!!!!

octubre 07, 2019

CON EL ÚLTIMO OFICIAL DEL HUÁSCAR


Con el último oficial del Huáscar

(Escrito por Alfonso Tealdo y publicado en Revista Turismo, 1942)


Alférez de Fragata Manuel Elías Bonnemaison

El último sobreviviente de la plana mayor del “Huáscar” me esperaba el 8 de octubre, a 63 años exactos de la batalla naval de Angamos. El alférez de fragata Manuel Elías Bonnemaison, me recibe. Y es como un reportaje a los ojos mismos de la historia. Setenta y siete años y barba de nieve. Navega, pequeñito, en los óleos de las paredes, el barco del honor peruano. Navega como en el pecho de este hombre envejecido. Como en el mío. Como en el de todos los que sabemos que la historia es algo más que un libro que se abre, que se lee y que se cierra. Navega, otra vez y otra vez, en este día de sal en los labios y de pólvora en la frente. Surca las aguas el barquito blanco. El barco que, después fue pintado de rojo en Talcahuano, quizás si para completar desde el destierro los colores del Perú.
Y un niño de catorce años se acercó a Grau, en 1879, y le dijo: “Yo quiero ser marino”. Y Grau replicó: “Bueno”. El “Huáscar” tenía 60 metros de longitud, 1,100 toneladas de desplazamiento y dos cañones. Metro y medio -la estatura de un infante- era lo que sobresalía de la obra muerta. ¿Por qué no iba a tener, pues, un guardiamarina de catorce años?

El “Huáscar”
Año de 1866. En los astilleros de Cammell, Lairdd, en Berkenhead, está concluyendo la construcción de un barco diminuto. Es para la armada del Perú y llevará el nombre de un emperador peruano. Es del tipo del “Monitor”, nave que aparece en la Guerra de Secesión de los Estados Unidos. Trece años más tarde, es el más famoso de los barcos. Y es que son los astilleros de la fama los que lo agigantan por la gloria. El patriotismo lo eriza de cañones invencibles. El honor lo blinda. Es del acero que hacen los hombres con su desesperación y con su sangre. “Es el más formidable blindado que ha cruzado los mares”, dice Teodoro Roosevelt.

-¿Cómo era el Huáscar?
Y el señor Manuel Elías Bonnemaison, me dice:
-Pequeño, con sólo dos cañones de cargar por la boca. La torre dentro de la cual giraban era movida a mano. Su blindaje era de cuatro pulgadas y su andar de 12 millas por hora. No podía disparar ni para adelante ni para atrás, pues lo impedían el castillo de proa y la toldilla de popa.
-¡Barco de carne y hueso!
-El “O'Higgins”, nada más, era cuatro veces mayor. Los acorazados adversarios desplazaban 3,600 toneladas cada uno, tenían seis modernísimos cañones y su blindaje era de 9 pulgadas.
¿Qué iba a hacer la nuez contra el martillo en el diálogo del fuego? Nada menos que esto: batirse seis veces, capturar diez naves, bombardear puertos y, sobre todo, tener siete capitanes en dos horas.

El arquitecto
El verdadero arquitecto del “Huáscar”, Miguel Grau, nació en Piura y su maestro fue un poeta. La orfandad fue su primera enseñanza. Pues solitario, como el Monitor, iba a ser. Y a esa edad en que los niños tienen lindos veleros para la laguna y arena en las playas para sus palacios de arena, Grau ya es grumete en un buque ballenero. La vida le impuso buques de verdad. Y recorre mares y aprende idiomas. Presta sus servicios en naves nacionales: en el “Rímac”, en el “Vigilante” y en el “Ucayali”. A los veinte años es guardiamarina. En aguas chinas se le ve en 1862. Marcha a Nantes en 1864, y trae al Callao las corbetas “Unión” y “América”. A raíz del Tratado Vivanco-Pareja, se ponen en juego sus sentimientos filiales. Se está muriendo su padre y ese lecho es como el barco del corazón que se hunde. Grau, empero, se sobrepone al dolor, con rebeldía y con intransigencia. Y combate en Abtao. El heroísmo ya le ha puesto un timón definitivo a su alma. Ya sabe que el crepúsculo del sol está lejos de la aurora.

La carta
Desde su Monitor, en Pisagua, el 2 de junio de 1879, el “Caballero del Mar”, escribe:
“Distinguida señora:
Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted, y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor, que hoy justamente debe dominarla. En el combate naval del 21 próximo pasado que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno esposo, el capitán de fragata don Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria.
Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su delo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder, y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su desgracia, y por eso me he anticipado a remitírselas.
Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respeto con que me suscribo de usted, señora, muy afectuoso y seguro servidor.
Miguel Grau”.

Angamos



Mientras el “Huáscar” esté en el mar, el Perú no será invadido. Lo sabe Grau, el muy afectuoso y seguro servidor de su patria. El blindado más famoso del mundo no puede descansar. Ya no lo verá más el Callao, el lejanísimo puerto de la esperanza. El día 4 de octubre, apresa al bergantín “Coquimbo” en Sarco. Hay moluscos y algas marinas en el casco del Monitor, y limpiar los fondos es urgente. Pero, ¿qué importan dos millas más o menos para el andar, si la nave negra del Destino es la que espera? Al sur, pues, siempre al Sur. El “Huáscar”, el día 5, entra a Coquimbo. Es descubierto y el enemigo ya sabe. Entonces, al Norte fallan las máquinas. El día 7, nuevas composturas.
-El día 8 -me dice el señor Elías Bonnemaison- fuimos localizados. A la una de la madrugada entramos a Antofagasta. El “Huáscar” recorrió la bahía y salió. Pero ya estábamos atrapados. A poco de navegar, avistamos tres humos por la proa. Eran tres barcos enemigos: el “Blanco Encalada”, la “Covadonga” y el “Matías Cousiño”. Así recorrimos la distancia de 30 millas, y entonces nos creímos a salvo. De pronto, el vigía desde la cofa dio la voz: “¡Humo a la vista hacia el N. O.!”.
Pero la emboscada no fue hecha en virtud de las leyes estrictas del mar. La pequeña nave tuvo que ser engañada. También había de luchar contra el gran acorazado de los falsos informes. “El “Blanco Encalada” está en malas condiciones: necesita ser reparado”, se decía. Entonces el Monitor no forzó sus débiles y pobres máquinas, y a nueve millas por hora enfiló hacia el Norte. Y entonces fue el grito del vigía “¡Humo a la vista hacia el N.O.!”. ¿Serían los transportes que conducían tropas a Antofagasta, de acuerdo con las informaciones recibidas?
-En esta creencia pusimos proa a ellos sin preocuparnos de la Primera División, que estaba a la vista, pero fuera de tiro. Pero los buques avistados no eran transportes: era la Segunda División enemiga, compuesta por el acorazado “Cochrane”, el “O’Higgins” y el “Loa”.
Todavía hay un cuadrante libre para escapar. Pero para algo el “Huáscar” es el blindado más formidable del mundo. El grave señor Destino así lo quiere: al cambiar el timón de navegación por el de combate, se rompe un aparejo y el Monitor queda sin gobierno. Da vueltas, como el mundo. Vira sobre el costado de estribor. Y se acercan los adversarios. A ellos no se les rompe el timón de combate. A ellos, no.
-A las 8 y 55 de la mañana fue afianzado el pabellón en la torre de combate. El “Huáscar” dispara sus cañones con rapidez y decisión. Formidables andanadas de la artillería gruesa enemiga pasaban por alto. Pero, acortadas las distancias, pronto fueron los blancos.
El mar es enorme, pero a veces más pequeño que la gloria. A babor y estribor del “Huáscar”, a 500 metros apenas, hay acorazados enemigos. Se cierran los horizontes. Horizontes de acero y de fuego. Ahora es una selva. El Monitor ha perdido uno de sus dos cañones. No importa, en la torre de comando está Miguel Grau. Y enormes boquetes hay en la línea de flotación. Son muy útiles ventanas para que la Historia mire. Son para la visita del agua, para que se hunda el pasado, pero el “Huáscar”, no.
-Una nueva andanada destroza la torre de comando y hace volar al espacio el cuerpo de nuestro heroico jefe, que fue arrojado al mar por la fuerza de la explosión. El impacto hiere también, mortalmente, al Teniente Ferré. El Comandante Aguirre, entonces, decide lanzarse con el espolón contra el “Cochrane”…
Pero el “Cochrane” no es el blindado más famoso del mundo. Tiene doble hélice y es un guerrero ágil. Gira sobre su eje y elude al “Huáscar” y a 50 metros dispara toda su artillería. Y quedó en silencio el último cañón del Monitor. “No es nada”, dice el Comandante Aguirre, herido, y muere sobre la cureña vencida. Los trozos de madera, los fierros retorcidos, los muebles y otros adminículos mezclados con los cuerpos humanos formaban un montón informe… Sólo quedó en pie el doctor Rotalde. No había quedado del botiquín ni un instrumento, ni una venda, ni un remedio.



Sí había un remedio.
-Entonces, se hizo cargo del comando el Teniente Rodríguez. Quiso, nuevamente, poner en acción el timón. Arreglar la torre de combate. ¡Todo era inútil! Una bala de cañón lo decapitó.
Y siguió el desfile de los capitanes. Pero había un remedio.
-¡Todo era inútil! El Comandante Carbajal, al frente de la maestranza, trataba de reparar los cañones. Los incendios y las brechas se sucedían. No había municiones ni para las armas menores.

Sí había un remedio.
-Fue entonces cuando el Teniente Gárezon tomó la resolución de hundir el barco volando la Santa Bárbara, pero ésta se hallaba inundada habiendo en la sentina más de tres pies de agua. Hasta la bandera había sido derribada. Dos voluntarios la izaron en el palo mayor. El “Huáscar”, inerme, describía círculos en trágico desfile ante la artillería adversaria. Y el fuego seguía, terrible. Por segunda vez fue derribada la bandera. Un marinero tuvo que amarrarla al palo, pues hasta las drizas habían sido destrozadas.

Sí había un remedio.
-Entonces se dio la orden de abrir las válvulas para precipitar el hundimiento del “Huáscar”. La orden fue dada, pero era necesario parar las máquinas. A 50 metros estaban los barcos enemigos. Y fueron abiertas…
¿Había remedio? El Teniente Palacios, descubierto sobre la torre, quemaba su último cartucho. Un revólver contra acorazados: eso es Angamos.
-El “Huáscar” quedó, entonces, a merced de las olas, mudo e indefenso, incapacitado para ofrecer la menor resistencia. Esperábamos sólo el momento de hundirnos. Un puñado de hombres que habíamos sobrevivido a la acción permanecimos en cubierta rodeando al Teniente Gárezon que se mantenía con solemne gravedad. Comprendió entonces, el enemigo, y ordenó a sus brigadas de abordaje la ocupación de nuestra nave.

¿Había remedio?
-La ocupación se efectuó, precipitadamente, por un número considerable de hombres armados y provistos de todo elemento de salvataje. Corrieron al cuarto de máquinas y, revólver en mano, exigieron el cierre de las válvulas. El Teniente chileno Goñi se dirigió al Teniente Gárezon y le intimó que se arriara la bandera. “La bandera –replicó- está amarrada al palo y no se puede arriar; y conste, señor oficial, que usted la encuentra al tope de la nave”.
Había terminado la batalla. Fueron taponadas las vías de agua y apagados los incendios. El “Huáscar” fue varado en la playa de Mejillones. El barco que se había llamado así porque las naves heroicas no tienen cautiverio. No tienen cautiverio porque están lejos de sus capitanes muertos. Se mueren, también, y resucitan en el alma de sus banderas.

El remedio
Y un niño de catorce años se acercó a Grau, en 1879, y le dijo: “Yo quiero ser marino”. Y Grau replicó: “Bueno”. Y el niño fue a la guerra y ahora tiene setenta y siete años y barba de nieve. Y en los óleos de las paredes, navega, pequeñito, el barco del honor peruano. ¿Había remedio? Sí había remedio. No se hundió el “Huáscar”, pero el pasado se hundió. Definitivamente. Era el remedio. La conciencia de la historia. El porvenir. Y navega, otra vez y otra vez, en este día de sal en los labios y de pólvora en la frente. Todos los días, eternamente, navega en el mar inmenso de la patria el barquito blanco.

octubre 04, 2019

IN MEMORIAM EX-CADETES EN EL ORIENTE ETERNO

ALEMÁN MENDOZA, MANUEL

AYALA BRAVO, ÁNGEL

BACA SARMIENTO, LUIS FÉLIPE

BENAVIDES OLAYA, ÓSCAR RAÚL

CARRASCO CAPPELLETTI, GUILLERMO

CASTAÑEDA CAMPOS, LUIS

CASTRO LOZADA, ARTURO

CERNA ROJAS, JULIO L.

DEJO SOTO, MARIO ISAÍAS

DELGADO ARENAS, CARLOS

DOIG PAREDES, JUAN

FARROMEQUE GANOZA, JOSÉ

HONKE RESAC, ENRIQUE W.

LINARES PONCIANO, CARLOS

LOCHER SORIANO, ELÍAS

MACEDA ESCAMILLA, FLORENTINO

MONSALVE MURO, LUIS

OTOYA VILLANUEVA, JOSÉ

PEZO RENTERÍA, PERCY

SANTA CRUZ PASTOR, JAIME

SU CHIOK, JORGE

PROMOCIONALES FALLECIDOS EN 2022