diciembre 14, 2006

REFLEXIONES DESPUES DE 40 AÑOS


Un día ya lejano de Diciembre de 1966 egresamos del Colegio Militar Elías Aguirre unos ciento y pico estudiantes que habíamos compartido juntos tres anos de nuestra adolescencia, cuando teníamos entre 15 a 17 anos de edad.


Posiblemente todos salimos a explorar qué nos tenia la vida preparado por delante, muchos viajamos a Lima y otras ciudades para postular a diferentes universidades y otros se quedaron en Chiclayo y estudiaron en las universidades locales y algunos otros como yo emigramos del país en busca de mejores oportunidades.

Desde que egrese yo no he mantenido contacto con ninguno de mis ex compañeros de clase y apenas si vi en una ocasión a Félix Lossio, Rafael Hinope y José Cerna en Lima hace ya varios años. Cuando recibí la invitación para la reunión del 24 y 25 de Noviembre fue para mí como despertar de un largo sueño y encontrarme en la litera de la cuadra que compartía con “yuca” Jorge Guerrero, Cesar Guerrero, Rafael Hinope, Henry Honke, Félix Lossio, Carlos Linares, el inolvidable “la llama” José Gonzáles Horna y Rafael Montes. Desafortunadamente algunos de ellos no estuvieron presentes en la reunión.
Me hubiera gustado encontrarme con Luís Castillo Odría por la siguiente anécdota: En el último año yo fui monitor de mi propia sección. A comienzos del año escolar alguien sustrajo mi reloj de pulsera –un omega ultra chato de oro que fue un regalo de mi padre- todos mis intentos por saber quien era el responsable fracasaron. Durante ese año, Luis Castillo Odria me jodía como la pulga porque me habían robado el reloj y como consecuencia de eso lo deje castigado por muchos fines de semana sin salir del Colegio.
El último día que estuvimos en el colegio cuando ya nos despedíamos se acerco a mí y me entrego el reloj. El jijuna lo había tenido por casi todo el año y al final sin ningún rencor por los castigos y con una carcajada y un abrazo me lo devolvió.
He querido compartir esta anécdota porque creo que refleja perfectamente lo que éramos entones: adolescentes que nos jodiamos los unos a los otros, peleábamos a veces competíamos y conspirábamos, pero en el fondo éramos casi hermanos.

Es casi mágico que tres años juntos nos hayan mantenido virtualmente unidos por cuarenta años.
Gracias a todos los que hicieron posible este nuevo despertar, especialmente a Jorge Novoa, Jorge Noblecilla, Jorge Guerrero, Beto Noriega y Carlos Del Piélago

Cesar Lazo
cesar@momsoftware.com

California, diciembre 12 de 2006

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